Los conjuntos de cables también se utilizan en entornos marítimos y submarinos. Estos cables deben cumplir requisitos especiales para soportar las condiciones extremas bajo el agua, como alta presión, agua salada, fuertes corrientes y, posiblemente, productos químicos agresivos.
El montaje de cables submarinos comienza con la selección de los materiales adecuados. El aislamiento es crucial, ya que debe impedir la entrada de agua y mantener la conductividad eléctrica. Para ello suelen utilizarse materiales como el polietileno, el caucho o plásticos especiales. Los cables también pueden reforzarse con trenzas o blindajes metálicos para proporcionar protección mecánica adicional y apantallamiento EMI/RFI. En muchos casos, estos cables llevan conectores especiales que son impermeables y garantizan una conexión fiable bajo el agua.
El proceso de prueba de los cables submarinos es riguroso. Se comprueba su estanqueidad, rendimiento eléctrico, resistencia de los materiales y resistencia mecánica. Esto puede incluir pruebas en cámaras presurizadas, niebla salina y pruebas de inmersión para garantizar que los cables sigan funcionando incluso en las condiciones más duras.
Estos cables personalizados tienen aplicaciones en muchos sectores, como la industria del petróleo y el gas en alta mar, las instalaciones de investigación submarina, la biología marina y la tecnología de aguas profundas.